¿Somos lo que comemos?
“No hagas de tu cuerpo la tumba de tu alma”, con esta frase de Pitágoras de Samos, de allá por el año 500 a.C.,
podemos resaltar cómo el ser humano ha tenido consideración de la importancia del cuidado de su cuerpo desde tiempos inmemorables.
Es más que notable la creciente preocupación de los individuos por hacer de la gastronomía y los hábitos alimentarios unos aliados de la salud. En este sentido, encontramos la Dieta Mediterránea.
Para la mayoría de las personas, la Dieta Mediterránea no es un término nuevo, es una forma de vida que les acompaña desde su niñez, heredado de su familia y su entorno.
En nuestro país, contamos con la Fundación Dieta Mediterránea, creada en 1996 para realzar el valor fundamental que representa tanto la dieta como sus productos para la alimentación española y la industria.
¿Te quieres sumar a este hábito tan saludable?
Siguiendo a la citada Fundación, encontramos un decálogo, fácil de entender y de aplicar a nuestra vida diaria, con el fin de mejorar nuestra alimentación y con ella nuestra salud, toma nota:
- Utiliza el aceite de oliva como principal grasa de adición, ¡es cardioprotector!
- Consume alimentos de origen vegetal en abundancia: frutas, verduras, legumbres, champiñones y frutos secos, ¡son buenos, bonitos y baratos!
- El pan y los alimentos procedentes de cereales (pasta, arroz y especialmente sus productos integrales) deben formar parte de la alimentación diaria, ¡los hidratos de carbono son la base de nuestra alimentación!
- Los alimentos poco procesados, frescos y de temporada son los más adecuados, olvida la pereza y el microondas… ¡cocina!
- Consume diariamente productos lácteos, principalmente yogurt y quesos, ¡deliciosas proteínas de alto valor biológico!
- La carne roja se tiene que consumir con moderación y si puede ser como parte de guisos y otras recetas, las carnes procesadas en cantidades pequeñas y como ingredientes de bocadillos y platos, ¡no abuses!
- Consume pescado en abundancia y huevos con moderación, elige un pescado para cada día, ¡hay muchísimas opciones!
- La fruta fresca tiene que ser el postre habitual. ¡Los dulces y pasteles deberían consumirse ocasionalmente!
- El agua es la bebida por excelencia en el mediterráneo, ¡bebe más! El vino debe tomarse con moderación y durante las comidas.
- Realiza actividad física todos los días, ya que es tan importante como comer adecuadamente, ¡muévete!
Tal como hemos visto, conocer y seguir la Dieta Mediterránea no es difícil ni costoso, cualquiera puede hacerlo. Parece que todos tenemos claro los beneficios de seguir este estilo de alimentación, sabemos qué hay que comer, con qué frecuencia hacerlo, qué evitar… entonces:
¿Qué papel juegan los profesionales de cocina en este sentido?
La respuesta la encontramos en la innovación, la pasión, la profesionalización, la fuerza, las ganas, la imaginación, etc.
En definitiva, ellos son los encargados de que cuidarnos sea divertido, sabroso y merezca la pena, casi nada, ¿verdad?
Natalia Egea
- Profesora del Instituto Superior de Formación Profesional de Hostelería y Turismo Vesta